“TRISTES ARMAS SI NO SON LAS PALABRAS”
Ayer en la radio del coche, mezclada con noticias políticas, económicas e incluso deportivas que para eso era lunes, escucho que ha muerto un niño. En la emisión dicen: “… muere un menor saharaui por disparos ...”
De pronto mi cabeza se va automáticamente al recuerdo de una tarde de verano. Una tarde de este verano, de eso hace apenas dos o tres meses, en la plaza de Alcázar de San Juan se reunían algunos niños y niñas saharauis que estaban en nuestra región gracias al programa Vacaciones en Paz y a los que acompañaban las familias españolas que los habían acogido y convertido por unos meses en sus pequeños huéspedes. En esas familias españolas no había solo adultos, también había niños españoles y mientras los miembros de la asociación, el alcalde y yo misma les dirigíamos unas palabras, los niños y las niñas corrían por la plaza. Todos juntos, todas juntas, todos juntas y todas juntos. Sin diferencia de edad, sin diferencia de sexo, sin diferencia de origen. Niños solo niños. Niñas solo niñas. Nada más y nada menos que niños y niñas.
Ayer en la radio del coche, mezclada con otras noticias escucho que un niño de 14 años ha muerto por un disparo … tal vez ese niño era familiar o amigo de alguno de esos niños o niñas que jugaba hace unos meses en la plaza de mi pueblo, tal vez algún verano tuvo la posibilidad de venir a pasar “sus vacaciones en PAZ” a nuestro país … tal vez si hubiera tenido la suerte-circunstancial de nacer 1.000 , 2.000, 3000 kilómetros más al norte hoy estaría vivo y el mayor de sus problemas ayer por la mañana hubiera sido convencer a su padre o a su madre para que en una mañana fría de octubre alguno de sus progenitores lo llevara en coche al insti.
No hay causa en el mundo que justifique que un humano muera a las manos de otro. No hay ni habrá jamás causa en el mundo para que muera ni un solo niño más victima de la violencia. No hay una sola causa en el mundo que justifique que valgan otras armas que no sean las palabras …. Ya lo decía Miguel Hernández “… tristes armas si no son las palabras… ”